







El estadio estaba prácticamente lleno, de un público juvenil, expectante y entregado.
A la hora prevista, ocho menos cuarto, el dj Calvin Harris ejerció de telonero, que pinchó durante tres cuartos de hora animando a los allí presentes.
Con media hora de retraso comenzó la actuación de la aspirante al trono de reina del pop.
No defraudó, pues la puesta en escena fue brillante, llena de luces, bailarines y explosión de sonido, en ocasiones, demasiado fuerte.
Comenzó con Only girl que hizo que estallara el delirio.
Durante el show Rihanna hizo gala de su habitual “vestuario”, su bikini de colorines.
Cantó, durante hora y media , todos sus antíguos éxitos.
Fuegos artificiales, grandes focos, explosión de color encima del escenario.
De su último disco, sólo interpretó el megaéxito We found love, que fue con lo que redondeó la noche.
La actuación terminó a eso de las once y media de la noche, dentro de los límites de la normalidad y sin problemas.
Aquí tenéis un poco del concierto: